Última línea defensiva
En Gettysburg, Pennsylvania, se libró una batalla que determinó el destino de la Guerra Civil en los Estados Unidos. Uno de los puntos cruciales del conflicto fue un montículo rocoso llamado Little Round Top, donde el coronel Joshua L. Chamberlain y los hombres del 20.º Batallón de Infantería de Maine resistieron con todas sus fuerzas. Si las tropas confederadas hubiesen vencido a estos hombres, algunos historiadores creen que el ejército de la Unión habría sido rodeado y que posiblemente habrían perdido la guerra. El «20.º de Maine» era la última línea defensiva.
Información correcta
Hacía quince minutos que el avión había despegado cuando el piloto anunció que la aeronave tenía un problema serio y que la tripulación estaba tratando de analizar qué era. Poco tiempo después, anunció que había una vibración y que tendríamos que regresar al aeropuerto. Luego, las azafatas dieron una serie de explicaciones detalladas para aclarar lo que pasaba y lo que sucedería en cuanto aterrizáramos. En una situación que podría haber sido aterrorizante, los temores de los pasajeros fueron apaciguados porque se les dio la información correcta.
Día del qué sucedería
El 19 de febrero de 1942 fue una jornada fascinante para Canadá: el «día del qué sucedería»; la puesta en escena de una supuesta invasión nazi a Winnipeg, Manitoba, durante la Segunda Guerra Mundial. Procuraba demostrar «qué sucedería» si Canadá caía bajo la rigurosa ocupación nazi, para que los canadienses respaldaran más plenamente la guerra.
Cuestión de valores
En un viaje a Chicago, vi un cartel con un anuncio sobre un seminario de administración de empresas. El mensaje era intrigante: «El valor del líder es directamente proporcional a sus valores». La veracidad de esa afirmación me impactó. Lo que valoramos moldea nuestro carácter y, a la larga, definirá cómo será nuestro liderazgo o si podremos realmente ejercerlo. Sin embargo, esto no se aplica sólo a los líderes empresariales.
La palabra escrita
En enero, ESPN emitió un documental interesante sobre Peyton Manning, el quarterback de los Colts de Indianápolis, que acababa de ser nombrado el jugador más valioso de la NFL (Liga de Fútbol Americano). Pero el programa no era sobre fútbol, sino que explicaba que, durante años, cuando ciertos jugadores que Manning admiraba se retiraban de la NFL, les enviaba una nota manuscrita para felicitarlos por sus carreras y talento.
Correr la carrera
Spiridon Louis no es muy conocido en el mundo, pero sí en Grecia. Esto se debe a lo que sucedió en 1896, cuando los Juegos Olímpicos resurgieron en Atenas.
Siempre contento
Tiger Woods es, sin duda, el golfista más grandioso de su generación. Su capacidad para actuar bajo presión y ganar se está tornando legendaria. Sin embargo, lo que lo motiva no es sólo ganar, sino su pasión por la excelencia. Aun con su tremendo éxito, Tiger se esfuerza constantemente para perfeccionar su swing a fin de optimizar su juego y ser un mejor golfista. Su deseo de alcanzar la excelencia nunca se satisface.
Pasar revista
Imagina que un día vas a trabajar y, cuando tu jefe te saluda, dice: «Ven a mi oficina a las 9:30. Me gustaría hablar contigo sobre tu desempeño en el trabajo».
Poder para perseverar
La golfista profesional Paula Creamer había trabajado todo el año para ganarse un puesto como jugadora titular en el Campeonato ADT del 2008, el último torneo del año de la temporada de la LPGA (Asociación de Golf Profesional para Damas). Sin embargo, cuando comenzó el evento, Paula padecía peritonitis, una dolorosa inflamación de la pared abdominal. Durante los cuatro días del torneo, tuvo dolores constantes y no podía comer. Incluso pasó una noche en el hospital debido a su condición. Aun así, perseveró hasta el final y, asombrosamente, terminó en tercer lugar. Su determinación hizo que ganara muchos nuevos admiradores.
Jehová-Jireh
En los primeros años que serví como pastor, estuve en iglesias pequeñas donde a menudo la situación financiera era apretada. Algunas veces, la economía de nuestra familia se resentía por ello. En una ocasión, ya casi estábamos sin comida y todavía faltaban varios días para que llegara el día de cobrar el sueldo. Mientras mi esposa y yo nos preocupábamos de cómo alimentaríamos a nuestros hijos en los días siguientes, sonó el timbre. Cuando abrimos la puerta, vimos dos bolsas de víveres. No le habíamos contado nuestro problema a nadie, pero nuestro Dios proveedor había hecho que alguien satisficiera dicha necesidad.